Salgo de la T1 a toda mecha y veo a 50 metros a uno. Voy a por él con todas mis fuerzas, pero veo que no solo no le recorto sino que me está metiendo distancia. Una vez con el corazón a cien me convenzo de que no le pillo y empiezo a mirar para atrás. Viene una chica, y sorprendentemente para mi compruebo que me está recortando. Es Mónica Sáez, la campeona de España. No solo me coge sino que me cuesta mucho seguirle. No me lo puedo creer.
Al rato viene un grupo de cuatro, me pongo a rueda y solo aguanto 2 ó 3 minutos. Me quedo y me vuelve a pillar Mónica Sáez, con la que sigo sufriendo. Se repite lo mismo con un tercer grupo, que pierdo también enseguida. Después me deja Mónica y hago el resto de la subida solo hasta el último kilómetro, en donde me coge otro triatleta más al que sigo a duras penas.
¿Que pasó? Pues los famosos slicks tuvieron la culpa indirectamente. Ya me ha pasado alguna otra vez, que al quitar la rueda de delante, si se toca la maneta del freno la zapata se mueve y luego al volver a colocar la rueda roza con el disco. Así que después de conseguir poner los slicks el día anterior a la prueba, no sin mucho esfuerzo, por la mañana al meter la rueda delantera en la horquilla comprobé que no giraba del todo bien. Pensé que no era mucho y que luego en el box lo ajustaría, pero se me olvido e hice toda la subida con la rueda frenada. Al llegar a casa comprobé que había hecho 8 minutos más que el año anterior en el segmento de bicicleta.
Por lo demás, una prueba estupenda. Salió un día esplendido, soleado y con buena temperatura. Carrera a pie con forme a mis posibilidades, a 4’7’’ el kilómetro, que está bien para mi, teniendo en cuenta que era muy dura con un sube y baja constante. Me exprimí bastante con objeto de no salir sin compañía en la bici. Al final salí de la T1 el primero de mi grupo e incluso con posibilidad de coger a los de delante, pero … los errores se pagan.
En mi cuarta prueba de triatlón de invierno por fin conseguí esquiar algo. Ya tengo un cierto nivel que me permite hacerlo si el circuito acompaña. En este caso, a pesar de que el circuito no acompañaba, lo conseguí.
El sábado había estado lloviendo todo el día y había dejado el circuito escaso de nieve. De madrugada calló una helada impresionante y la organización decidió no pisar el circuito ante el temor fundado de que aparecieran las piedras. Así que esquiamos sobre hielo, salvo una pequeña parte del circuito en la que pegaba un poco el sol. Los bastones no se clavaban y patinaban sobre el hielo, especialmente en la supercuesta que había que subir, donde al final me quedaba clavado sin saber que hacer, con el corazón a cien, sin estabilidad en los esquís y sin poder clavar los bastones. La bajada, con curvas de 180 grados, conla nieve pelada y con un nivel de esquí justito, fue un drama. Aún así ha sido el triatlón que más he disfrutado esquiando, porque tenía otra parte del circuito donde se podía hacerlo. Al final puesto 31 y 8º de veteranos.
LA SUPERCUESTA
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