martes, 18 de mayo de 2010

IRONCAT 2010


¿Quien dijo que en L'Ampolla no había puertos? Porque yo en el Ironcat subí nada menos que 12. (6 de 5 kilómetros y otros 6 de 8 km). Creo que ir con todo el desarrollo metido aunque sea en llano es como ir subiendo, por eso creo que ya no puedo decir que el Ironman más duro que he hecho es el de Lanzarote.

Tampoco puedo decir lo contrario con rotundidad, pero lo cierto es que el único Ironman que hasta la fecha me ha vencido ha sido éste. Las comparaciones serán odiosas pero en este caso me resulta inevitable. Lanzarote es tremendo, los primeros 110 km de bici son un infierno, pero ahí se acaba la historia, luego es mucho más llevadero. En L'Ampolla es al revés, conforme avanza el día el viento es mucho más fuerte, con lo que la dificultad se va incrementando conforme avanzan los kilómetros. En ésta ocasión ya había viento antes de empezar con lo que al final terminó casi en un huracán. Por eso finalmente me desesperé y levanté el pie, pasando únicamente a preocuparme en mantenerme encima de la bicicleta.



La dificultad del tramo de bicicleta hizo olvidar que la natación no fue ésta vez un trámite. La temperatura del agua a las 7 de la mañana era de 17 grados y la exterior de 11. Con estos datos el organizador nos dijo en el briefing que según la normativa había que suspender el tramo de natación, pero ante el clamor popular y del propio speaker, el tema se quedo en una advertencia para que nos abrigaramos bien al salir del agua. En la foto podéis verme haciendo el gamba con un chaleco encima del neopreno, para coger más calor y a Luis Angel mi compañero de expedición pelado de frio y que además cometió el error de meterse al agua a "calentar".

Yo personalmente no pasé mucho frio -tan solo un poco los pies-, pero según dicen en los foros antes de 500 metros ya se habían retirado unos cuantos y a la T1 llegaba la gente tiritando. Pongo el video de Luis Ángel en la T1 por sus caretos y porque nunca había visto a nadie hacer ejercicios de calentamiento en la T2 (mira que le dije que no se metiera al agua antes). Quiero destacar el testimonio de alguien que dijo que se había retirado, no porque lo pasase mal en el agua, sino porque viendo el oleaje que había y como salpicaba el agua a la cara por el viento, decidió que no iba a aguantar la bici y se salió del agua. No era un cualquiera, había hecho los 6 Ironcats anteriores y sabía que si a esa hora de la mañana hacía ese viento dos horas después iba a ser parecido a un huracán.

La natación fue mi mejor segmento, por fin cumplí una de mis metas en ésta distancia, bajar de 1 hora en la natación. Teniendo en cuenta que en éste mismo circuito empecé en 2004 con 1h 22', la mejoría es notable en algo tan difícil como aprender a nadar. Además creo que terminé mejor de lo que empecé ya que en la primera vuelta iba bastante descolgado del grupo que me precedía y no sólo cazé sino que me vine arriba y me puse a tirar como un pardal. Al final mis compañeros de grupo me pusieron en mi sitio y salí en el pelotón en el puesto 18 y en 59' 50''.


Después venía lo más guay. Salgo del agua, llego a la T2 tras una carrerita más corta que en otras ediciones, y me dice Marta que el viento se ha parado. Sorprendido e incrédulo, miro las banderas y pienso "es verdad, que guay". Pero luego mirando y oyendo el sonido del viento en el video de la T1 que me grabó Marta y que os pongo, debió de ser cosa de la imaginación de ambos, que últimamente anda mucho más coordinada.












Total que salgo en la bici bien abrigadito como me habían dicho y me voy a la guerra. La primera vuelta saco una media de más de 33km/h con lo que teniendo en cuenta el viento que hacía me doy por satisfecho. En la segunda la media baja a 31,2 km/h. Y en la tercera cuando veo que ya estoy con menos de 30 km/h de media y el vendaval había doblado su intensidad, tiro la toalla y me dedico a intentar sostenerme encima de la bici en las 3 vueltas que me restaban, y en la que ya hacía rato que no podía acoplarme ni con el viento a favor.

En una carrera tan larga siempre se mete la pata en algo. En ésta la metedura fue importante ya que tras mucho pensarlo con Luis Ángel, decidí sacar delante una rueda con un perfil demasiado ancho para las condiciones de viento que había, así que prácticamente el acople fue un adorno en toda la carrera ya que el manillar no había quien lo sujetara (aquí acertó Luis Ángel que salió con la llanta pelada). En la foto puede verse el momento en el cual el diablo me dijo al oido "el que no arriesga no gana", así que monté la rueda de perfil y la cague.

De todas maneras tengo que decir que el viento fue una buena excusa, pero realmente ésta vez en la bici no fui bien. Del puesto 18 inicial pasé al 38 final. Me pasaba hasta el apuntador y lo peor era que no podía seguir el ritmo de ninguno. Será que efectivamente a la bici no se le puede dejar de lado cuando se prepara un Ironman. Yo lo he hecho este invierno con la excusa del mal tiempo y pensando que ya tenía una buena base que me permitiría conservar el puesto que pudiera lograr en la natación. Así las cosas levanté el pié en la bici aburrido de luchar contra el viento y pensando que corriendo lo podía hacer bien, ya que para eso me había entrenando este año y había castigado a la bici en el garage.

No tengo fotos del vendaval, por que Marta (fotografa y reportera a la vez que la mejor persona del mundo) estaba en la zona del pueblo que eran los únicos 800 metros protegidos del viento, pero seguro que encontraré alguna por internet en la que se refleje lo que pasaba. En los tramos en los que pegaba de lado el viento, los ciclistas iban inclinados a unos 75 grados, formando triangulos cuando se cruzaban. Era curioso ver la situación desde una perspectiva lineal.



Otra curiosidad fue que los jueces desaparecieron del circuito en la tercera vuelta. La cosa se debió de poner bastante difícil para sujetar la moto, incluso llegue a oir algún comentario de que a una de ellas la había tirado el viento en marcha, por lo que debieron optar por abandonar el control del drafting, que por otra parte no hubo y además servía de poco ya que el viento entraba por todas partes.

En el circuito no hay un misero árbol que te tape el viento un par de metros, tampoco casas ni nada parecido. De los 180 km calculo que tan solo unos 10 tienen cierta protección (cuando se llega al pueblo en cada vuelta). Además la carretera está como elevada por encima del terreno. A los lados hay un desnivel de unos 30 ó 40 centímetros con lo que todo el aire que había nos lo tragabamos de lleno. Había rachas de viento -dicen que de 80 ó 90 km/h que me detenían la bici en seco. Yo apretaba los brazos al manillar, agachaba la cabeza y esperaba a que pasese, casi poniendo pie a tierra.

Por último, el viento a favor, eso si que era gozarla. Lástima que tan solo duraban los tramos escasos minutos. Llegue a alcanzar 53 km/h sin dar excesivos pedales. Tampoco me acoplaba mucho, porque a esas velocidades en llano se me va subiendo una cosa por la garganta que es mejor que se quede en su sitio. El incremento del viento en cada vuelta lo veía reflejado en las velocidades máximas que iba alcanzando consecutivamente, sin hacer otra cosa que descansar para preparar los tramos en contra.


Termina la agonía y llego a la segunda transición con un tiempo 23 minutos peor el año anterior en Lanzarote (6h 21'), con lo que mis palabras iniciales se objetivizan con este dato.


Vamos a correr, ¡por fin!. Se acabó el suplico. Además con la carrera a pie tenía mucha confianza y la había entrenado bastante bien. Empiezo como si no hubiera hecho nada antes, los primeros 10 km me resultan bastante relajados, voy sujetándome, a ritmo de 4:49 de media previniendo lo que me iba a llegar.

Consigo llegar al km 22 con una media de 5'/km, con lo que uno de mis objetivos estaba cumplido: llegar a la media maratón a ritmo de 3h 30'. En Callella el año pasado en el km 12 ya no pude con ese ritmo, así que estoy contento por haber conseguido retrasar la fatiga tanto. El problema es que luego los segundos se fueron incrementando demasiado rápido, no fui capaz de mantener un ritmo de 5'10''/15''. Enseguida me voy a km de 5'30''/40'', llegando a hacer 2 kilometros a más de 6'. La verdad es que los tramos de viento en contra castigaban mucho, tal vez sin ese desgaste de cada vuelta hubiera podido mantener una media más decente, pero eso no lo sabré hasta octubre, donde en Callella espero conseguir retrasar la fatiga un poco más (al menos hasta el km 25) y que luego los tiempos vayan cayendo progresivamente y no en picado. En las fotos se ve el contraste entre lo contento que se empieza y lo castigado que se acaba.
























Al final acabé como me gusta, bastante fuerte y con 3 kilómetros en los que volví al ritmo de 5'/km, haciendo el último en 4'21''. Recuperé muchos puestos, desde el 38 hasta el 25 (5º de veteranos), que aunque son 5 puestos más que año pasado, lo cierto es que también había mayor participación. Si no me desanimo tanto en la bici creo hubiera podido quedar entre los 20 primeros. El tiempo final en la maratón fue de 3h 34', que mejora en 9' mi anterior marca, aunque el GPS de Luis Ángel marcó que le faltaba 1 km al recorrido. Pero confio en que los satelites ese día no estuviesen bien enchufados ya que no oí a nadie, ni he leido ningún comentario que dijese que faltaran metros. Además fue el recorrido de todos los años por lo que no tiene porque estar mal medido. En 2008 hice 3h 47' en el mismo circuito por lo que en cualquier caso sigo arañando algo al crono.


Todos los Ironmanes son especiales pero éste será difícil de olvidar. He leido muchas crónicas épicas de mis compañeros de carrera a las que me sumo y devuelvo las felicitaciones por haber conseguido terminar una carrera tan difícil.

Un abrazo muy fuerte para Luis Ángel con el que he compartido experiencia, y como no, para Marta, que siempre está ahí, conmigo en estos momentos tan importantes para mi haciéndome feliz.

Por último quiero destacar la organización del Ironcat que además de tener un trato personal excelente, ha demostrado que no hace falta cobrar 400 euros para hacer un Ironman con todo lo necesario para el triatleta y con un avituallamiento final a la carta, con bocadillo incluido que yo me metí al terminar, pero que Luis Ángel se tomo al iniciar la maratón, previa petición en la barra del avituallamiento.




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