viernes, 16 de diciembre de 2011

IRONMAN DE COZUMEL

Ya soy decafinisher, con un tiempo final 10h 0' 58'', a 7 minutos de mi mejor marca, pero en un circuito y condiciones mucho más duras, por lo que el balance final tiene que ser positivo. No obstante me queda ese regusto amargo de insatisfacción por no haber salido todo bien, pero eso en un Ironman me temo que es imposible.

Cozumel era un buen sitio para celebrar mi décimo Ironman y de paso intentar el sueño hawaiano, del cual desperté el viernes en la reunión técnica cuando dijeron que el slot costaba 750 dólares, por lo que prácticamente lo descarté antes de empezar a correr. No obstante me han faltado 20 minutos para clasificarme y nada menos que 12 puestos. Cumplí las mejores previsiones en natación y ciclismo, pero tenía que haber corrido en 3h30' para conseguirlo. Me zurré mucho en bici y eso se paga, pero si no arriesgaba e iba rápido ya en el ciclismo, tenía el NO antes de empezar a correr. No obstante puesto 70 final (excluyendo los profesionales) de 2.350 participantes no está mal. Hawaii está carísimo, tan solo 5 plazas para mi grupo de edad y hay que ir muy rápido, pero lo cierto es que algo que era inalcanzable cuando empecé, ahora es algo que lo puedo conseguir en cualquier carrera. Y más a partir del 2012 en el que entro en el grupo de más de 45 años, donde los tiempos ya bajan considerablemente. De hecho si hubiera corrido en Cozumel en más de 45 me hubiera clasificado para Hawaii.



Los preparativos para la prueba son eternos. Supongo que una inscripción de 2400 triatletas así lo requiere pero a mi se me hace eterno. Empezamos el viernes con el registro, recogida de dorsales y reunión técnica. Para el sábado dejan la entrada en boxes con la bici y la entrega de bolsas.



Para complicarlo más había doble box, con una separación de unos 15 km, con lo que para llevar la bici al box había que trasladarse en autobús. Eso si a las bicicletas las tratamos ya como merecen, sentándolas a nuestro lado no vaya a ser que se rayen en el maletero.


Los boxes impresionaban. Aprovecharon todos los recobecos del lugar olvidando la compensación. A Luis y a mi nos tocó en una de las puntas, así que haríamos unos 100 metros más que los mejor colocados.
Ántes y después en los boxes

Mucho respeto me daba la salida, con todo el mundo al agua a la vez. Impresionaba ver los regueros de gente por las pasarelas accediendo al agua. No era fácil colocarse bien entre tantos participantes y más sin conocer la salida. Luis y yo nos colocamos entre los primeros por lo que accedimos al agua pronto (unos 15’ antes de la salida).

Decidimos esperar en una zona donde se hacía pie, para no consumir energía haciendo fuerza para flotar. Pero al ver que la gente se aglomeraba a nuestro alrededor y que al otro lado de la salida estaba mucho más despejado, quedando unos 5’ decidimos cruzar hasta una boya que había al otro lado de la salida, nos sujetamos allí un poco, pero enseguida decido ir más adelante. Al final me coloco prácticamente en primera fila y pronto suena la bocina.

Por detrás y debajo de la pasarela había mucha mas gente, entre ellos yo,
apoyado en una boya que ni siquiera se ve en la foto.




Parece que acertamos puesto que no tuve excesivos problemas de golpes y aglomeraciones. En el primer giro si que hubo algo de lío, pero nada comparado con Lanzarote por ejemplo. Aunque nadé siempre con gente alrededor, lo hice con cierta comodidad. En ocasiones me daba la impresión de que iba muy rápido, puesto que me comía las boyas, llegando incluso en una ocasión a enredarme en una de ellas. Cuando salgo del agua y veo el crono, no me lo creo, 56' 20’’, que mejoran en más de 3' mi mejor marca y sin neopreno. Eso si llevaba un traje trampa que era la primera vez que utilizaba y que supongo que algo ayudaría.



La transición es larguísima, primero unos 150 metros corriendo, luego las bolsas donde por cierto di alguna vuelta en su busca, luego a la carpa a cambiarse, otros 100 metros más hasta la bici y por fin otros 100 metros con ella hasta que monto, total 4’22’’.
.


Salgo bien en bici, sin excesivos problemas voy a 37/38 km/h, pero pronto se acaba lo bueno. Al llegar al punto suroeste de la isla y tomar de vuelta dirección Norte, el viento procedente del océano pegaba fuerte y de cara, sin protección alguna de la selva que en el resto de la isla nos hacía de pantalla. Fueron 20 km durísimos en cada una de las tres vueltas, que bajaron mucho la media ya que duras penas se mantenían 30 km/h.

Después venía el tramo a favor de aire donde el 4 siempre se veía siempre delante en el cuanta kilómetros, por lo que se recuperaba a “marchas forzadas”. El calor crecía a cada vuelta y me tenía asfixiando. No se si por eso o porqué el estómago no tenía su día, notaba que mi cuerpo no admitía más líquido. En la tercera vuelta iba ya hinchado y sin ganas me veía obligado a comer ya que practicamente no había probado bocado. No me molestaba el estómago pero notaba que no estaba digiriendo bien lo que comía y bebía.


El casco “aero” lo aborrecí. No me permitía mojarme la cabeza y tan solo podía echarme agua por los pequeños agujeros delanteros, cuando acertaba con ellos claro. La tercera vuelta entera la di con un bidón que colocaba abierto entre el mono y la espalda y que en posición acoplado me goteaba por la nuca poco a poco. Un buen sistema de hidratación que renovaba en cada avituallamiento, que por cierto eran inmejorables y con las bebidas congeladas.


Al final termino con 35 km/h de media en 5h y 8’, en un circuito absolutamente llano, con pocas curvas, aunque con mucho parón en los múltiples avituallamientos. El final se me hizo muy duro, sufriendo mucho los últimos 40 km en los que a duras pude seguir el ritmo a mis compañeros de viaje.

La segunda transición es rapidísima, te cogen la bici, entras en la carpa a cambiarte y en poco más de un minuto estaba corriendo.





Salgo contento, como siempre feliz de dejar la bicicleta, pero la alegría dura poco. El ritmo inicial no era malo pero tampoco bueno, iba a 4’50’’ suficiente para mi, pero a ese ritmo tenía que ir muy cómodo y no era así. La cosa poco a poco empeora, me encuentro sin fuerzas y lo que es peor sin ganas de luchar. Mi espíritu de sacrificio me había abandonado, así que en el km 6 decidí parar, iba mareado, sin fuerzas y sin ganas de sufrir.

El calor y la humedad me habían tumbado, junto con los excesos cometidos encima de la bici. El bajón me duró otros 6 km, pasé de una media de 4’50’’ a 5’37’’. Por suerte sobre el kilómetro 15 empezó a llover, pero de que manera, el agua por las espinillas. A pesar de que iba asustado por el diluvio universal, del km 13 al 21 hago una buena media aunque voy con la tormenta en contra, calculo que voy a 4’45’’, muy rápido y recuperado. Aún así voy reservando fuerzas consciente de lo que me faltaba todavía.

Video y fotos del diluvio universal.


Por la media maratón consigo bajar la media total a 5’27’’, muy lejos de lo que necesitaba para hacer el tiempo que me había propuesto inicialmente (3h30’), pero pensando que al menos estaba otra vez en carrera y no me iba a hundir, tal y como auguraba mi comienzo de la maratón.

Después los tiempos caen entre 5’15 y 5’30 pero voy bien con cierta fuerza y sin parar, lo que me permite acabar la maratón en 3h50’ con una media de 5’26’’ el km, y terminando bien, sin la fatiga y dolor de piernas del final que había tenido en otros Ironmanes. Los dos últimos kms los hago a tope, a 4’45’’ y 4’35’’, por lo que termino contento pero con la rabia de saber que puedo correr más rápido y no lo había conseguido.



Nuevo sistema de hidratación. Ni botella, ni vaso, una bolsa con agua. Para mi el mejor sistema que he probado para beber agua en carrera ya que permite beber agua sin necesidad de inclinar la cabeza y sin que se derrame ni gota. Cuando me lo dieron por primera vez pensé que era para refrescarme la cara o la cabeza, pero cuando posteriormente me dieron bolsas con hielo ya comprendí que la bolsa se mordia y se bebía el agua.
Mis pies casi sufriron más que mis piernas. No se si fue el agua, el calor, la humedad, las zapatillas o los calcetines de compresión que estrenaba pero el caso es que me ardían. En la bici al final llegó a ser insoportable, especialmente en el pié izquierdo. Tuve que cambiar la forma de pedalear, metiendo la puntera para abajo. No sé porque pero así me quemaba menos. Corriendo la cosa empeoró especialmente cuando dejó de llover. Supongo que con la lluvia se me fue toda la baselina de los pies. El caso es que me ardían los pies y tenía que pisar todos los charcos para refrescarlos, con lo que corrí casi toda la maratón con medio kilo más de agua en los pies que chupaban las zapatillas, calcetines y el chip, lo que conlleva su penalizacion correspondiente en el tiempo final. Al día siguiente mi pie derecho era un poema, parecía que el dedo gordo y el siguiente estaban gangrenados. Por suerte todo ha quedado en un par de uñas negras en cada pie.

Si no es por el hielo me muero.

Lo que no cambia es la satisfacción personal que se siente cuando se llega a meta. Esta vez no se me escaparon las lágrimas, pero una vez cruzada la meta me sentía totalmente emocionado y como compensados todos mis esfuezos hechos para lograrlo y porque no, orgulloso de mi mismo por haber superado una vez todas las adversidades que hay que superar en un Ironman.





Eso si las vacaciones ya no me las quita nadie. Buenas playas, buenos hoteles, bonitos peces, nueva cultura conocida y sobre todo mucho relax, antes y después del Ironman.


jueves, 17 de noviembre de 2011

RAID VALLE DE LOZOYA


Vuelta a los raids después de 1 año y medio con mis amigos del tripi. Desde las 10 de la mañana del sábado hasta las 4 de la mañana del domingo sin parar de darnos cera. Primera vez que íbamos en élite, donde los tres miembros del equipo tienen que estar siempre en carrera, no pudiendo alternarse, y ha valido la pena la experiencia a pesar de la paliza.


Ésta vez sacamos tres equipos, dos en élite y uno en aventura.Yo iba con Luis Ángel Fernandez y Patricia Muñoz. Muy superiores los dos a mi en ésta disciplina, Luis Ángel porque sin un buen orientador da igual todo lo demás y Patricia porque parece una cabra subiendo y bajando por la montaña, incluido cuando nos tocó subir con los patines.


Empezamos con una sección de treking relativamente corta y cómoda, salvo una pared de unos 300 metros que nos hinchó bien los gemelos (12 km en 1h y 40'). Después bicicleta, 30 km con un gran desnivel. Nada más salir a ajustar mi sillín que me iba para atrás y delante como un balancín, un poco más adelante rotura de la cadena solucionada gracias a Luis Ángel que también es un gran mecánico. Con las averías ya nos quedamos los últimos, pero nuestro objetivo no era ganar a nadie (tal vez al otro equipo tripi), sino coger todas las balizas posibles y terminar lo máximo del recorrido. La puntilla de la sección fue una larga y fuerte subida que nos dejó doblados, pero por lo menos no nos perdimos en ningún momento lo que es una gozada.

La siguiente sección eran 12km de kayak, aunque previamente había una novedad "stand paddle", que es remar de pie en una tabla como los jueces del Ironman de Hawaii. A Luis Ángel le toco con el viento en contra y casi no llega, hubo un momento qiue iba para atrás y cuando cayó al agua pensé que teníamos que ir a buscarle a la otra orilla. Pero el tío le echó lo que hay que echarle, se lo curró y al final llegó. Después la piragua, menuda tostada a remar, 12 km que nos costaron 2h 40'. Pasamos bastante frio sobre todo al bajar de la piragua a por las balizas, puesto que debido al oleaje que levantaba el viento, nos calamos enteros y al bajar a la orilla mojados nos quedábamos tiesos.




Despues de la piragua Luis Ángel y Patri escalaron una pared de rocódromo como si nada mientras yo les aseguraba. Luego una tirolina que hizo Luis Ángel, previa subida por una cosa parecida a una escalera con parkinson. Yo les aplaudí con las orejas.


A por los patines, vaya cera. Subida de 7 kilómetros al puerto de Navafría por la carretera con los patines, salvo Luis que decidió hacerlo con los patines en la mochila. Impresionante Patricia que nos dejaba atrás como si nada. Con los bastones se asemeja un poco al esquí de fondo y yo pensé que no iba a tener problemas, pero a duras penas podía seguir el ritmo de mi compañera.
A mitad de puerto nos quitamos los patines y seguimos subiendo, toca un trekking de 14 km. No encontramos el camino que acortaba hasta la cima del puerto de Navafría donde estaba la primera baliza, así que seguimos por la carreta, mucha vuelta pero con la seguridad de que así no nos perdíamos. Una vez arriba, ya de noche cerrada, nos planteamos ir a por la siguiente baliza que estaba en otro pico mucho más alto. Decidimos ir a por ella. La cosa se empina mucho y los gemelos empiezan a quemar. La cosa se alarga y empieza a hacer frio. Llegamos a la cresta de la montaña y el aire frio empiez a pegar con fuerza. Patricia parece que lo tiene claro, conoce el terreno y empiezamos a perdela poco a poco. Al poco rato ya no le vemos ni la luz así que deducimos que ha decidido ir ella a por la baliza. Nos preocupamos un poco por que no la vemos y nos reprochamos habernos separa, algo que no debe de hacerse en la montaña y menos de noche. Al rato vemos una luz de vuelta, es Patricia que ya ha picado la baliza y viene como si nada.



Empieza la bajada, a mi se me hace más dura que la subida. Con mi lumbago, la agujetas y mis débiles tobillos que se doblan a cada paso, voy sufriendo. Por fin llegamos a la carretera de nuevo, descenmos un rato por ella y pasado un rato ya cansados de asfalto decidios arriegar y tirarnos por un camino. Por suerte acertamos y pronto vimos las luces del pueblo.

Vaya pana, son las 2 de la mañana, llevamos todas las.balizas recgoidas, pero nos queda una sección de nada menos que 46 km de BTT. Yo creo que no nos daba tiempo a terminarla porque el cierre de control era a la 7 de la mañana. No obstante yo voto por salir, Luis Ángel también, pero Patricia no quiere saber nada de la bici. Al final decidimos una solución intermedia que fue salir y coger las dos balizas más cercanas.



Así que cogemos el camino y enseguida llegamos al primer punto, que es el mismo por el que antes habíamos pasdo con la piragua. Allí hay un equipo dando vueltas y buscando la baliza. Pero al poco rato deciden irse diciendo que no estaba, que la organización la había quitado y que lo mismo les había pasado en el otro lado del lago con la otra baliza. Nos convencen, pero no obstante Patricia va a comprobarlo y tampoco la encuentra, con lo que nos volvemos para casa, confiando en que nos puntuaran las balizas a pesar de no haberlas encontrado.

Llegamos a las 4 de mañana y le contamos la película a la organización pero que nos dicen que las balizas si que estaban. Los del otro equipo se ponen como mulas a protestar y queda la cuestión pendiente para el día siguiente, cuando nos confirman que nadie las había quitado y que equipos que llegaron después de nosotros si las habían encontrado.  Esta cagadita nos hizo quedar detrás del otro equipo tripi, que era para nosotros una pequeña victoria. A la cama, mejor dicho al saco ¡pero que bien dormí¡



Despúes de un gran desayuno rememorando batallas del día anterior, nos vamos al pantano. Última sección de 6 km de kayak. Un paseo comparado con lo del día anterior y encima con buen tiempo. Lo mejor fue que ganaron la etapa nuestros compañeros del tripi Mauri y Oscar que iban Aventura. Me quedo con ganas de ver la cara de la gente cuando cruzaron la meta en primer lugar preguntandose ¿éstos de dónde han salido?.

En suma, prueba superada. Conseguimos aquello que nos parecía imposible cuando empezamos a hacer raids: 18 horas consecutivas y con cuerpo al día siguiente para hacer la sección de kayak.

domingo, 25 de septiembre de 2011

TRIATLON DE VALBUENA, repito tercer puesto.

Pues si, repito el tercer puesto que conseguí el año pasado y con sorpresa ya que ha ganado Zancajo que nos ha pegado una pasada corriendo a la que no he hecho ni amago, ya que bastante tenía con lo mio.

Las pocas diferencias en la natación -muy corta- y la ausencia de un buen ciclista delante en nuestro grupo, han propiciado que ganará alguien con quien no contaba en los pronósticos, debido a su menor nivel de natación.

Y es que a pesar de que los 5 que íbamos delante -después de coger a Marco al final de la primera vuelta-, nos coordinábamos bien y pasábamos al relevo más o menos ordenadamente, el ritmo no era demasiado bueno, con lo que no solo no hicimos hueco con el grupo perseguidor sino que nos recortaron algo y según algún testimonio posterior me dicen que llegaron a estar a solo 100 metros nuestro, pero que iban muy desordenados y peleados con lo que al final volvimos a hacer hueco, a pesar de que nos triplicaban en número.

Así las cosas nos plantamos en la T2 con 30 ó 40 segundos, por tanto había que correr bien porque sino los galgos me iban a pasar por encima. Me pego a Pedro Hervás de salida, pero ha arrancado muy fuerte y enseguida me revienta. Decido coger mi ritmo y esperar acontecimientos.

En el punto de giro veo a Luis Ángel muy cerca, y a Zancajo detrás pero con una zancada que asusta. Ya se han comido a Marco y a Félix que venían con nosotros en bici y ahora vienen a por mi. Pronto acontece que me coge el desconocido de nuestro grupo de bici, un triatleta del SVC seguridad. Me pongo a su ritmo y aguanto bien, hasta el punto que terminando la primera vuelta le descuelgo a la vez que me pasa Zancajo al que no le sigo ni con la mirada, ya que es otro nivel de carrera.

El de SVC me vuelve a coger y me pongo otra vez a rueda. Llegamos al punto de giro y veo que mantenemos la distancia con Luis Ángel, así que pienso que los deberes los tengo hechos y ya solo falta pelear el podium.




Voy justito pero con ganas y dispuesto a sufrir. Mi rival incrementa el ritmo, le sigo pero resoplando. Llega la cuesta de subida al pueblo y arriba me mete 5 ó 6 metros. Quedan 200 metros a meta y mantengo los 5 metros con lo que me preparo para el sprint. Tengo mucha confianza así que aprieto a tope, tan fuerte que dejo tirado a mi rival que me mira asustado según le paso, pensando que de donde había salido si ya me había dejado atrás antes, tal y como me reconoció en meta.

Así que acabo tercero, curiosamente el mismo puesto del que salí del agua, tras una lucha infernal en el rio, donde fui de menos a más y recuperando bastante al final, una vez que deje de recibir golpes.


Podium de Veteranos 1

lunes, 19 de septiembre de 2011

TRIATLON DE GRIJOTA, "Por 5 segundos"


Por 5 segundos no llegue a la cabeza de carrera. En la decisiva T1 ésta vez fallé. Sabía que tenía que salir del agua con Javier García para coger su rueda y que me llevara hasta delante. Así fue salí justo delante de él, pero en la cuesta de salida ya me pasó como un rayo, así que entre eso, la confusión al entrar en la T1 y la media vuelta que tuve que dar, más el atasque habitual de neopreno, me separaron de él 15 metros al salir con la bici que fui incapaz de recuperarle ya que es un gran ciclista.
Así las cosas, me quedé solo en la bici ya que con el tirón descolgué a los que venían detrás de mi. Tan solo, que veía como Javier García llegaba al grupo de delante y los de detrás mio esperaban a los de atrás. Como castigo a la cagadita me puse de penitencia hacer toda la bici solo y lo conseguí aunque me recortaron por detrás bastante, llegue con 25'' de ventaja que me vinieron muy bien en la carrera a pie. Un pequeño logro personal conseguido, hacer la bici en solitario sin que me cojan y además descolgando a 3 triatletas que fui cogiendo, entre ellos a Oscar de Nicolás que este año me había ganado siempre, sin ir más lejos el jueves pasado en el Sertri. Se ve que no ha recuperado bien, y es que los 15 años de edad a veces no son una ventaja.




Empiezo a correr si mis temidos gases y que tanto me asfixiaron el jueves en el Sertri. Pongo una marcheta y a esperar a que vengan por detrás. Enseguida me pasa Ferreras. Ni le saludo, no es mi guerra. Pasa uno de Zamora. Muy fuerte también para mi. Al empezar la segunda vuelta llega Luis Ángel. Me pongo con él y el corazón empieza a subir pulsaciones. Pronto llega otro triatleta de Palencia y se pone a tirar, con lo que el ritmo sube todavía más. Apenas quedan 2 km por lo que hay que aguantar. Así las cosas llegamos al final y quedando 300 metros Luis Ángel da un tirón. Le aguantamos los dos, y de repente empieza a hacer signos con los brazos de que ya no puede más. Pico el anzuelo y arranco, Luis Ángel se queda clavado pero el de Palencia sigue y quedando 100 metros cambia el ritmo. En ese momento me quedo tan contento pensando que he ganado a Luis, pero luego, analizando la carrera, si hubiera esperado un poco a arrancar hubiera tenido oportunidad de ganar a los dos. Tercer sprint cosecutivo que quedo en el puesto 13º, no se si es buena o mala suerte.
Primer puesto en Veteranos 1